lunes, 22 de abril de 2013

PROCRASTINAR: DEJAR PARA MAÑANA LO QUE PODRIAMOS HACER HOY


PROCRASTINAR: DEJAR PARA MAÑANA LO QUE PODRÍAMOS HACER HOY

Qué paradójico … Una palabra tan “rara” para dar nombre a un fenómeno tan común.
Pro: a favor de - Cras: día siguiente, mañana.
Así somos los humanos, tan contradictorios que aún sabiendo que debemos hacer algo, lo postergamos a un mañana que parece no llegar nunca, aún a sabiendas de que ésto solo nos acarreará estrés, sensación de inutilidad, “mala conciencia”. 
Lo que tal vez deberíamos preguntarnos es hasta qué punto limita esto nuestra vida y qué se esconde detrás del hábito de postergar las cosas.
Ocasionalmente, tras el aplazamiento de tareas se halla la falta de organización del tiempo o  una dosis extra de pereza. De hecho, y rozando de nuevo los lindes de la paradoja, en un momento de procrastinación podemos resultar extremadamente creativos y prolijos.
Los hábitos son conductas aprendidas y por tanto modificables. Podemos crear un hábito que no existe o que no es consistente en el tiempo, pero a veces, es una cuestión más de fondo.
Lo primero que debemos pensar es en qué medida el aplazamiento continuado e injustificado de tareas, decisiones, interfiere en nuestra vida.
Lo segundo que conviene es llevar a cabo un ejercicio de reflexión, de introspección. Si analizamos qué es lo que nos inmoviliza podremos saber qué barreras, qué miedos, inseguridades nos impiden actuar, obligándonos indefinidamente dar el primer paso, tomar la decisión. Este es el momento en el que echamos mano de las excusas y justificaciones.
Por el contrario, si nos fijamos en lo que nos lleva a la acción, encontraremos la fuerza impulsora que nos motiva (valores, creencias).

Además del autoconocimiento y la sinceridad con uno mismo, hay algunas estrategias que nos pueden ayudar a plantarle cara a la procrastinación:
·      Haz listas de lo que tienes que hacer, por escrito y otorga orden de prioridad. Diferencia entre lo importante y lo urgente.
·      Establece un plan realista con objetivos, plazos y premios por haberlos cumplido.
·      Divide las tareas en pasos más pequeños. Evita pensar en términos de “todo o nada” ya que si te lo ves una montaña, no empezarás nunca.
·      Prevé las dificultades que pueden surgir, los materiales o condiciones que vas a necesitar y las distracciones que te pueden atrapar. En este apartado merecen especial mención las redes sociales, internet y el móvil, fuentes infinitas de procrastinación.  Decide con antelación no tener abierta la pestaña de internet, desconecta los avisos y notificaciones del móvil durante un periodo determinado.
·      No esperes a tomar decisiones hasta haber recabado el 100% de la información. Atrévete con un porcentaje menor. La iluminación no te encontrará de repente.
·      Y por último, no olvides que “el peor enemigo de lo suficientemente bueno es la perfección”. El perfeccionismo excesivo es muchas veces el origen de la procrastinación.
Dicho esto, no dejes que la necesidad de satisfacción inmediata guíe el rumbo de tu vida. Ser capaz de demorar una recompensa nos hace más dueños de nosotros mismos.
Diana Poveda y Gustavo Rullier
www.fentpsicologia.com

2 comentarios:

  1. Buena entrada Diana. A mi lo que me funciona es hacer YA la tarea que me cuesta menos de tres minutos. Parece mentira la de cosillas que postergamos y que al acumularse se hace una montaña. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Sofia! Por leernos y por compartir con nosotros tus aportaciones. Tomo nota, es una buena estrategia. Un saludo y hasta pronto.

      Eliminar