miércoles, 3 de abril de 2013

CUPIDO LANZA SUS FLECHAS DE AMOR

A lo largo de la evolución de nuestra especie, ciertas partes de nuestros cuerpo nos siguen sirviendo como indicadores de saludabilidad, capacidad reproductiva o fortaleza; y aunque no somos del todo conscientes, los aspectos físicos que nos atraen en un chico o en una chica son aspectos de peso al momento de tomar la decisión de acercarnos un poco más a alguien.
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Además de la complexión masculina en forma de “V” o la femenina con caderas proporcionales a la cintura y busto prominente, hay otros ejemplos interesantes, como pueden ser las piernas, cuando estas son largas y firmes, representan salud y fortaleza (Pawlowski encontró que la gente asociaba las piernas cortas con enfermedades o baja capacidad cardiovascular), además dado a que su terminación es en los genitales le otorgan una sensación relevante, por ello nadie dice como signo de envidia o de cumplido: “que brazos más largos tienes”.
Los hombres que en conjunto con dichas piernas, posean un trasero prieto y robusto, representarán para el sexo opuesto, el ser capaces de mantener el bombeo durante el acto sexual y culminarlo.
Otro potente indicador son los labios, en un estudio de la universidad de Lousville encontraron que ambos sexos preferimos los labios grandes. Para las mujeres implica un atributo de masculinidad; para los hombres, los labios femeninos (si además de ser grandes) carnosos y rosados aparentemente simbolizan juventud y buena salud (en la mujer el color rosado aparece en la pubertad, relacionándose con el hecho de estar lista para engendrar).
 Si se comparten los rasgos antes descritos y a su vez son simétricos (las personas buscamos la simetría en los demás), ocurrirá que cuando un hombre y una mujer entablen una conversación y ambos posean un componente mínimo de apertura al acercamiento mutuo, inconscientemente estarán explorando el potencial que la otra persona puede poseer.
Al aumentar el nivel de dopamina (entre otros) se incrementan la sensación de inquietud, por lo cual es más difícil pensar con claridad, en este momento las mujeres suelen medir más lo que dicen (en su defecto proceden a bailar o realizar actividades manipulativas), en cambio los hombres (por lo cual incurren en innumerables errores de expresión) aumentan el número de palabras por minuto (evitando los silencios) o pasan a actividades programadas para aseverarse como “el macho adecuado” (chistes, mofas, contar batallas, etc..).
Si la situación y la información que intercambian es la correcta entrarán en escena los neuropetidos (fenilalanina), componentes químicos que se acoplarán por todo nuestro cuerpo provocando que el latido del corazón se acelere, las manos suden, las pupilas se dilaten y se sienta un cosquilleo en el estómago. Además si el hombre presenta un rostro con dotes de masculinidad y las mujeres están en la fase de ovulación (estudios de las universidades de Nuevo México y Colorado) es más viable que la sensación de atracción sea fuerte.


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Tal parece que “el primer flechazo” tiene un gran sustrato biológico, sin embargo teniendo alguna cita más podremos constatar algunos criterios psicológicos que también son muy influyentes. El Centro de Investigaciones Sociológicas de España encontró que las personas nos solemos guiar por algunos criterios “deseables” que nos permiten predecir el éxito en la pareja (por lo menos nos hace felices pensarlo), como la filosofía de vida, el sentido del humor, la generosidad y el carácter (asertivo, agresivo, sumiso, pasivo-agresivo). El hecho de coincidir continuamente (compañero de trabajo, estudios, grupo de amigos, pertenezcan al mismo club, etc.…) sumado a un grado adecuado de confianza hará que sintamos esa tenue complicidad que poco a poco se irá haciendo recíproca y consciente, ocupará nuestros pensamientos del día a día, e iremos formando “una unidad”.
 Aprender a reconocer a nuestra “pareja ideal”, es un cometido poco útil. Considero mucho más relevante el que seamos capaces de darnos cuenta de qué atributos son aquellos por los que nos dejamos llevar (perdemos la cabeza sin más) y cuántos de ellos difieren de lo que emocionalmente nos podría procurar mucha más felicidad a corto y largo plazo.
En la medida que seamos conscientes de esto, evitaremos las prisas y disfrutaremos del camino, ya que al fin y al cabo conocer a otra persona es bello cuando el cariño y afán son mutuamente sinceros.
Ser capaces de alinear nuestros gustos y expectativas con lo que nuestro “yo” en verdad anhela, nos permitirá disminuir el número de contradicciones personales. Así también distinguiremos con más claridad lo que puede hacer de una candidata o candidato, la pareja ideal (tal como su escala de valores, sus creencias respecto a la vida personal y familiar, las ilusiones y motivaciones que le mueven, el cómo se expresa y relaciona con los demás). 
Ven a Fent Psicologia podemos colaborar contigo en alcanzar tus objetivos y metas personales.

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