martes, 13 de enero de 2015

ESCUCHAR A NUESTRO “PEPITO GRILLO” COMO FUENTE DE AUTOCONOCIMIENTO

Cuando mis clientes me preguntan sobre como lidiar con ciertos problemas complejos siempre les digo que la solución está en ellos mismos y lo único que necesitan es tiempo para entenderlo. 
Cuentan que Albert Einstein descubrió la teoría de la relatividad en un destello intuitivo y para ello necesitó despegarse de la situación problema, verlo con perspectiva y ser capaz de identificar la solución. Tomo este ejemplo para explicar que no solo se trató que apareciera el destello intuitivo en sí, sino que Eistein fuera capaz de separarse del ruido de su cerebro, tomando distancia, para permitir que fluyan las respuestas desde su subconsciente a su ser consciente.

Aprender a estar solo y reconocer las reacciones de nuestros comportamientos (no solo para controlar las reacciones emocionales exageradas) nos une a nuestras emociones, sintiéndolas y verbalizándolas.
Gracias a nuestro hemisferio derecho la creatividad, la imaginación y las figuras que generan emociones, nos dan las pistas de lo que en verdad queremos o al menos de otras formas de resolver la misma situación. Si queremos dar paso a ello deberemos lidiar con nuestra rigidez mental y filosófica, un sencillo método infalible para evitar la rigidez mental es no enjuiciar a otras personas, evitar ser ciego devoto de un partido político o un equipo deportivo. A menor escala también puede ayudar el intentar hacer algo diferente, por más minúsculo que sea, por ejemplo: En lugar de tomar siempre café al menos un día a la semana tomemos té.
Como decía Tal Ben-Shahar, la suma de todas estas pequeñas cosas supondrá el decir “adiós” a la necesidad de tener razón y a la necesidad de “no equivocarnos”. Por otra parte, dara paso a la sensación de entender que no podemos ser los mejores en todo pero podemos ser mejores en todo, ya que no somos nosotros compitiendo contra otros, somos nosotros superándonos a nosotros mismos.
La habilidad de engranar las distintas sensaciones y voces de uno mismo es parte de un proceso que lleva toda la vida. No solo se limita a sentirse y entenderse, ya que para madurarlo es necesario INVOLUCRARNOS con lo que sabemos que, concienzudamente, es lo que debemos hacer. Es en este punto donde el deber deja de formar parte de una “obligación o simple debería” y se convierte en un compromiso para llegar a nuestras metas. Por ejemplo, un cliente, del cual aprendo mucho, siempre me habla de comer alimentos que nos hagan bien al alma y de las buenas propiedades de la meditación. Sin embargo, es fumador de tabaco. Dicha contradicción le impide sintonizar con el ser real que quiere llegar a ser y a sí mismo lo engancha en un ciclo limitante. Es que somos la suma de pequeñas cosas, decisiones y actividades, por ello la capacidad de ARMONIZARLAS es el segundo estadío y el más largo de todos. Sentir y reflexionar es la base, pero impulsarnos a la acción es lo que nos convierte; comenzamos a creer que “podemos” y después podemos porque nos lo “creemos”.
Por último para aquellos que creen que es tarde para armonizar e involucrarse debo decir que no lo es. A pesar de los antiguos estudios sobre plasticidad neuronal, nuevas investigaciones (Sarah-Jayne Blakemore – 2013) señalan que nuestro cerebro durante toda la vida seguirá experimentando cambios y será flexible.
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