jueves, 28 de febrero de 2013

WHATSAPPEO ... LUEGO EXISTO


WHATSSAPEO ... LUEGO EXISTO

 

¿Recuerdas lo que era "llamar a casa de" en lugar de "llamar a"? ¿Cómo te las arreglabas para encontrarte con alguien cuando surgía un imprevisto, no podías avisarle porque ya había salido de casa y no existían los móviles? ¿Cómo podías trabajar sin correo electrónico? ¿Cómo hacías acopio de valor para, además de pedirle el teléfono a un/a chico/a llamabas a su casa y tenías que explicarle a su padre quien eras?

 
Parece increíble, pero sí, así nos hemos apañado durante siglos, y aunque indudablemente, el móvil e internet, nos han facilitado mucho la vida en múltiples aspectos, también pueden acarrearnos serios problemas si no controlamos su uso.

Cada vez son más las personas que buscan ayuda profesional para superar la adicción a las nuevas tecnologías. No existen demasiados estudios estadísticos fiables debido a que se trata de una dependencia relativamente reciente, pero según el instituto valenciano de ludopatía, se estima que hay una prevalencia de esta patología en la población que oscila entre el 5% y el 8%, y las previsiones son que ese porcentaje aumente.


 
Nadie escapa al influjo del whatsapp, las notificaciones de las redes sociales o a las partidas de juegos on line a través del móvil. Raro es ver a una persona sin conexión a internet en su móvil, encontrar un hogar sin varios ordenadores, incluso, raro es encontrar a un niño de 12 años sin su propio terminal con tarifa de datos. Pueda parecer que sin móvil sin internet no eres nadie, o que ya es inherente a la naturaleza humana comunicarse a través de él.

Los smartphone hacen que el acceso a internet esté permanente e inmediatamente disponible. A cualquier hora, en cualquier lugar, con solo un pequeño gesto. Así ha dado lugar el nuevo trastorno conocido como crackberries, personas que revisan cerca de 400 veces en su móvil si tienen mensajes, notificaciones, y con ello, a un nuevo problema, el FOMO, el miedo a perderse algo, que provoca que la persona esté comprobando permanentemente sus notificaciones y whatsapp.

Así pues, ¿Cuándo dar la señal de alarma? Debemos empezar a preocuparnos cuando el tiempo de conexión a internet o al móvil exceda los límites razonables, aunque no es tan solo una cuestión de cantidad. Lo que caracteriza a una adicción es la pérdida de control que la persona experimenta así como la medida en la que interfiere nuestras actividades de la vida diaria.

Si nos pone nerviosos que nos interrumpan, si somos incapaces de acabar con la conexión si nos instan a ello, si no podemos terminar ninguna tarea que empezamos porque estamos todo el tiempo usando y mirando el móvil, si merma nuestra efectividad laboral o si nos interfiere en nuestras relaciones con los demás... éstos son algunos ejemplos que deberían hacer saltar nuestras alarmas.

Seamos consientes de la bondades de las nuevas tecnologías pero también de sus riesgos. No solo desde el punto de vista psicológico y social como ya hemos apuntado, ya que, además, la "ciberdependencia" acarrea gastos excesivos de dinero, disminuye nuestra calidad del sueño y puede tener consecuencias trágicas sobre la conducción y la seguridad vial.

Hagamos un uso responsable de ellas y animemos a nuestros amigos y familiares a hacer lo mismo.

Como en cualquier dependencia, el primer paso para salir de ella es reconocerla y después buscar ayuda profesional. En Fent Psicologia estamos para ayudarte. Si tienes alguna duda, quieres realizarnos una consulta o pedir cita, estamos a tu disposición. Recuerda que nuestra primera visita es gratuita.

 

 Servicio de Coaching, Psicología  y Peritaje. 

Somos Fent Psicologia. Visítanos en C/ Salamanca número 30.


info@fentpsicologia.com

 

4 comentarios:

  1. Claro y directo, hay que hacer un pequeño trabajo personal (cómo todo en esta vida) por no crear depedencias inocuas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Respuestas
    1. Estoy de acuerdo nos vamos haciendo dependientes y si pensamos que aun gobernamos nuestra vida, probemos dejar en casa, por un día,nuestros teléfonos móviles...
      Maricucha

      Eliminar
  3. Vaya que sí, Maricucha. Ese debería ser un ejercicio que practicáramos todos de cuando en cuando: dejar el teléfono en casa o apagarlo durante un buen rato. Ya no solo para comprobar cuanto de dependientes somos, sino para ser conscientes de cuánto tiempo nos resta para hacer otras cosas o disfrutar de nuestra gente "cara a cara". Gracias por tu aportación.

    ResponderEliminar