viernes, 10 de mayo de 2013

SI ALGUIEN TE CUENTA SUS PROBLEMAS, NO SIENTAS LA IRREFRENABLE NECESIDAD DE DESPACHARLE CON UN CONSEJO BAJO EL BRAZO


¿Nunca os ha sorprendido el alto grado de incapacidad que presentan algunos humanos o terráqueos para no entender qué hacer cuando alguien les cuenta un problema?. A veces pareciera que quisieran deshacerse rápidamente de él, cómo sí le quemaran los oídos a quien lo escucha. Me atrevería a decir que ni siquiera se han enterado del motivo que lleva a alguien a contarnos un problema.
He podido observar   con cconversacion-cavernicolasierta inquietud sináptica que cuando ello sucede hay una irrefrenable necesidad por buscar la causalidad y su posterior solución, así que apelamos (independientemente de nuestra profesión y estudio) a nuestra “larga trayectoria demostrable” de filósofos, psico-sociólogos, estadistas y futurólogos. Además demostramos con ejemplos “rigurosamente científicos” lo que ya le ha pasado en situaciones similares a la persona en cuestión o al amigo de un amigo.
A lo largo de mi vida he escuchado de todo y aunque he visto escenarios de terapia improvisada (bares, pubs, discotecas, funerales, sin o con alto estado etílico,etc…), más que un diálogo de exploración del “yo angustiado” , me ha parecido un buffet libre de cómo convencer a alguien de nuestras ideas para posteriormente despachar, con cierta ligereza, dicho dilema. 
Ante esta “teoría sin confirmar” se nos presentan diversas soluciones, una de ellas es abandonar el traje de SOLUCIONADOR por el traje de FACILITADOR .
Cuando veamos que alguien quiere contarnos un problema y nosotros queramos serle útil lo mejor que podríamos hacer es escuchar y conducir a la persona para que indague en su propio dilema. Dar consejos, interpretar situaciones, decir lo que se debe hacer o solucionar los problemas por otros, aunque parezca mentira, NO AYUDA ya que hay una amplia posibilidad de que la persona, al poner en práctica un consejo que no viene de su propia reflexión y conexión personal, se encuentre en una zona de inestabilidad. Y que ante el fracaso o posterior demostración de que el consejo era inútil (ya que no poseía toda la información y estaba asentada en supuestos) se sienta más aturdido, solo o que piense que el conflicto es mayor del que pensaba y así se refuerce negativamente su “pseudo-incapacidad” para superarlo.
En contra parte, si d ecidimos escuchar un problema en calidad de FACILITADORES promoveremos una conducta activa de exploración de la persona que nos cuenta el problema, por ejemplo, preguntado, y no como detectives experimentados que queremos conducir a alguien a una hipótesis que ya tenemos pre-fabricada. Aunque creamos conocerle si le hacemos varias preguntas respecto a la situación en conflicto (incluso el antes, durante y después), ambos podremos ver con mayor panorámica todo el problema y tener panorámica se traduce en mil posibilidades para entender fallos de comunicación, interpretaciones erróneas, pensamientos irracionales y opciones de abordaje. Si a dichas preguntas añadimos el “Relativismo Traductor” (noMan and woman with thought bubbles that match each other's clothing es otra que pedir a la persona que traduzca tacos y palabras que sólo hacen relativizar emociones y motivaciones) propia persona conectará con mayor facilidad lo que sentía en cada momento, así los hemisferios de su cerebro, logrando recopilar ideas, no sólo desde la indignación o la emotividad, sino desde el punto de vista cognitivo, los valores personales y sus experiencias pasadas.
 Entonces , ¿cuándo llegaremos a la solución?. Bueno, mi querido amigo, si alguien viene a contarnos un problema, VIENE A CONTARNOS UN PROBLEMA. No ha tocado la puerta diciendo ¿aquí se encuentra mi solución?, todo lo contrario, ha tocado tu puerta preguntado ¿aquí hay alguien que afectivamente pueda abarcarme y conectar conmigo?.
Aunque es una simple teoría sin confirmar, me atrevo a decir que la solución que nosotros le demos es lo de menos cuando lo que a él le motiva a hablar es su problema.
 “Ningún maestro es mayor que la propia experiencia de uno”. Timothy Gallway .
Gustavo Rullier y Diana Poveda
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